Por María Demeneghi Rodríguez (@kolombrini)
Ingeniero Industrial con Maestría en Finanzas y Contaduría
Maestra de Yoga, Terapeuta certificada en Descodificación Biológica, Mamá Altor M.V.
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“La felicidad es igual o mayor a la diferencia entre los acontecimientos que nos presenta la vida y las expectativas que tenemos”.
– Mo Gawdat, El Algoritmo de la Felicidad
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No queda duda de que a principios de marzo de 2020 nadie sabíamos que por los siguientes seis meses por lo menos, estaríamos viviendo la realidad que ahora tenemos. Los niños dejaron su colegio, los adultos su trabajo presencial, los negocios cerraron o bajaron su producción o ventas y en las noticias y los comunicados oficiales no se nos ofrecían certezas de cuánto tiempo viviríamos de esta forma.
Como papás tuvimos que adecuar nuestra casa para volverla un salón de clases. Pero muchos de nosotros no tenemos la formación para hacerlo y nos empezamos a estresar o a volver ansiosos, transmitiéndolo también a los niños. Se vieron muchos padecimientos como insomnio, colitis, gastritis, contracturas musculares, etc.
¿Cómo vivir esta etapa de la manera más feliz y plena posible? Te voy a hablar desde mi experiencia, lo cual no quiere decir que yo tenga la llave de la verdad absoluta, sólo te voy a compartir algunas cosas que a nuestra familia le han ayudado a sortear esta situación de la mejor manera posible.
Hace un par de años leí el libro “El Algoritmo de la Felicidad”, de Mo Gawdat, en el cual nos explica que nuestras altísimas expectativas son la causa #1 de nuestro sufrimiento. Y esas expectativas están creadas por nuestra mente, esa voz interna que nos alecciona todo el tiempo, que nos presenta los escenarios más horribles posibles, que nos juzga, nos exige… y le hacemos caso todo el tiempo.
Como papás queremos que nuestros hijos sean personas de bien, que salgan adelante en la vida con recursos intelectuales, emocionales, materiales, etc. Por eso los inscribimos a un excelente colegio, para que obtengan eso para su vida. Pero, ¿cómo van a lograr eso si ahora están en casa? ¡Nuestras expectativas ya no están alineadas con lo que la vida nos ofrece, por lo menos no de la forma tradicional que esperamos! Y nuestra mente, ante lo desconocido se vuelve loca, y empieza a torturarnos con situaciones terribles, en donde nuestros hijos ya no “saben nada”, “están perdiendo el tiempo”, etc.
He escuchado que el año 2020 es el año “que lo tuvo todo y que nos enseñó todo”; que será un año que se estudiará en los libros de Historia, así como aprendemos sobre las Guerras Mundiales, la Revolución Mexicana, la Rusa, sobre la Guerra de Vietnam, etc. Es un año en donde se colapsaron los sistemas de salud y económicos MUNDIALES. ¿No crees que nuestros hijos ya están aprendiendo resilencia, desarrollando su inteligencia emocional, ampliando su cultura general?
En mi casa confiamos en la escuela, sabemos que un sistema constructivista se basa en el trabajo en equipo, en la comunicación, la investigación y la creatividad. Descansamos en lo que el cuerpo directivo y docente ha planeado. Hacemos deporte, desarrollamos nuestros propios talentos personales: cocinar, hacer videos, hacer manualidades. También hemos aprovechado este tiempo de familia en casa para aprender juntos a limpiar, a reparar desperfectos, a cuidar a nuestra mascota. Hemos conocido el poder de la oración para sentirnos bendecidos. Hemos cuidado a nuestras amistades, llamándolas por videollamada o haciéndoles videos de felicitación por sus cumpleaños. Estamos en contacto con los abuelos y tenemos muestras de cariño con ellos. Sabemos que no somos dueños del tiempo y de cuando volveremos a la educación presencial y no dedicamos tiempo a pensar en eso.
En el libro de Gawdat se nos explica que el trabajo de la mente es mostrarte el peor escenario posible siempre porque su función es salvarte la vida. Prepararte para el momento más caótico te prepara física, mental y emocionalmente para sobrevivir si es que llegara a presentarse. Sólo que esa situación SÓLO ESTÁ EN TU MENTE, NO ES REAL.
Mi casa como un salón de clases se basa en vivir el hoy y disfrutarlo como es. Sin ningún tipo de expectativa sobre cómo DEBERÍAN SER LAS COSAS. Y junto con mi esposo y mis hijos, hacer las modificaciones diariamente sobre nuestra rutina, hábitos y comportamiento para adecuarnos al momento presente.
Por último, en una afamada revista de Recursos Humanos, hablaban sobre lo que los CEO’s buscan al contratar a un candidato:
1. Cultura General.
2. Resilencia y capacidad de adaptación.
3. Inteligencia emocional: proactividad, actitud y motivación.
4. Trabajo en equipo: compromiso y orientación a resultados.
¿No crees que el 2020 ya está moldeando a nuestros hijos hacia esto? Dejemos fuera de nuestra vida las altas expectativas y confiemos que ya están aprendiendo lo que deben para esta nueva realidad.
María, gracias por tu extraordinaria colaboración. Tu punto de vista e información me parece de gran utilidad en el contexto que estamos viviendo.